LOS FUEGOS DE TROYA - CAPÍTULO 1: AL AMPARO DE LA NOCHE
Corre el décimo año de la guerra de Troya.
La moral de los griegos se arrastra moribunda por los sangrientos campos troyanos.
Aquiles, el destructor de hombres, ha abandonado la lucha junto a su ejército de fieles soldados (los mirmidones) tras una fuerte discusión con Agamenón, rey de reyes y líder del asedio a la ciudad, por un tema relacionado con el reparto del botín saqueado.
Aquiles, que ya presentaba una larga serie de desavenencias para con Agamenón, se ha retirado a una colina cercana y allí acampa junto a sus hombres, separados del grueso del ejército griego.
Cualquier intento por parte de los héroes griegos de disuadirlo para que vuelva al combate ha sido un fracaso y, de hecho, se rumorea que planea marcharse de Troya para siempre y volver a su patria.
Todo esto contrasta con la excitación en las filas troyanas, que no paran de encadenar victoria tras victoria y ven cercano el fin de la guerra y su triunfo definitivo sobre los invasores griegos.
Aún es de noche cuando Héctor, domador de caballos, convoca a sus más fieles soldados junto a las altas puertas de la ciudad sagrada.
La voz de Héctor retumba con claridad por encima de la intensa lluvia que no deja de caer desde hace casi una semana.
- Hombres y mujeres de Troya, mis guerreros, mis amigos, mis hermanos. Diez años... Lo sé. Diez largos años... Lo sé mejor que nadie, porque yo he luchado con vosotros, he sufrido con vosotros, he visto caer a mis hermanos y amigos, a mis guerreros. He visto sangrar esta ciudad y la he escuchado gritar. La sangre de nuestros caídos, los gritos de nuestros moribundos... Pero hermanos, yo os digo: ¡¡¡resistid!!! Porque la victoria está cerca, el final está aquí. ¿Veis esta lluvia? es el llanto de los dioses griegos que lamentan su derrota. Aquiles, el cobarde, se esconde porque nos teme y esas ratas griegas no saben luchar sin él. Lo he visto en los augurios, el triunfo está ahí, es nuestro, los dioses nos lo sirven en bandeja, pero debemos alzar la mano y tomarlo. ¿Alzaréis vuestras manos esta noche y tomaréis la victoria? NO OS OIGO MIS SOLDADOS, ¿TOMARÉIS LA VICTORIA?, ¿LO HARÉIS?
Las voces de los troyanos se alzan enardecidas después del épico discurso de Héctor, hijo del rey Príamo. Los troyanos alzan sus brazos al cielo enarbolando las espadas como si estuvieran desafiando no solo a los griegos sino a los propios dioses del Olimpo.
Nuevamente Héctor comienza a hablar, y rápidamente todos hacen silencio para escucharlo. Héctor pide voluntarios para el ataque y explica con precisión en qué consistirá su estrategia para esta memorable noche. Los guerreros se dividirán en tres grupos. El primero de ellos se quedará en el exterior de Troya y se convertirá en guardián de las puertas. Su función será mantenerse en la retaguardia y servir como escudos de la ciudad y de sus compañeros en el caso de que se diera una catástrofe y los troyanos tuvieran que retroceder derrotados. Por lo tanto, deberán estar atentos, y proteger la entrada de Troya con su vida. A priori, serían los que correrían menos peligro, pero en el caso de que algo salga mal, serán los que deberán dar la cara hasta su último aliento. Un segundo grupo irá con Héctor a la cabeza y se dirigirá directamente hacia el campamento griego en un ataque frontal contra los enemigos. Su misión será la de causar el mayor número de bajas posible entre las filas griegas a espadazo limpio. Este grupo se enfrentará a un gran peligro pues se trata de una lucha a cara a cara contra el rival, sin embargo, cualquiera entregaría gustoso su vida por luchar codo con codo con el príncipe Héctor. Y finalmente habrá un tercer grupo que se acercará sigilosamente al campamento de los griegos para sembrar el caos y la confusión discretamente bajo el amparo de la noche. Ellos tendrán quizá la mayor responsabilidad porque serán los primeros en acercarse al campamento enemigo y entrar en contacto con ellos, además, Héctor les informa de que deberán dar la señal para que el segundo grupo cargue al ataque. Para ello, Héctor les hace entrega de un gran cuerno de guerra que tendrán que hacer sonar llegado el momento.
El héroe troyano pide que se distribuyan los grupos y que cada guerrero elija del que quiere formar parte. La marcha debe comenzar lo antes posible pues el amanecer se acerca. Héctor os concede una hora para prepararos y despediros de Troya y vuestros seres queridos.
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¿QUÉ HACÉIS?
¿Se va cambiar la historia del curso pasado?María Calderer ,Natalia Martinez y Julia Rodríguez de 3ºESO B
ResponderEliminarNo. Esto es para Literatura Universal de 1º de Bachillerato que también estamos jugando.
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